Con el paso del tiempo, el estrés cotidiano y el invierno, hace que prestemos menos atención a nuestros cuidados; nos olvidamos de que debemos exfoliar nuestra piel todas las semanas.
No nos llevará mucho tiempo y se puede hacer fácilmente en la ducha, con ello activamos la microcirculación, eliminamos las células muertas, oxigenamos la piel, estará más tersa, luminosa y hasta más joven.
Cuando exfoliamos, la piel es más permeable por lo que permite que los productos que le apliquemos penetren en mayor profundidad.
A la hora de exponernos al sol, conseguiremos un bonceado más uniforme y bonito.
Compruébalo y no te arrepentirás